Esguince, a real story...

Bueno, bueno, bueno...

Una semana después es cuando la gente empieza a decirme que si me pasa algo ¬¬

A ver, que no tenía internet del bueno en el pueblo y no podía quejarme mucho, me desesperaba el tiempo de carga.

El Jueves pasado, salía yo de comprar unas escobas para limpiar la casa del pueblo y cruce la calle. Son calles de esas de cemento (si no recuerdo mal). Y en una junta había una zona desgastada. El Gran Cañón. Uno de esos "bujeros" que tiembla la amortiguación del coche. Y yo no lo vi.

Me encantaría contar que me despeñé y caí cual Homer por la pendiente. Pero no. Yo soy así. Las cosas más graves me pasan con los accidentes más tontos (veanse las tres barras dentro de mi humero izquierdo...). Tropecé, el pie se dobló en un intento de emular a Red Richards. Un intento vano, como el de mi viejo aparato de televisión, que por querer ser panorámico pasó a una vida mejor tras darnos cuentas de que perdíamos un palmo de visión por cada lado... pero eso es otra historia.

Y yo, allí, en medio de la desolada calle (realmente estaba petado de gente y conmigo iban otras 2 personas) me quedé mirando el pie y me pasó por la cabeza el anuncio ese de los seguros de los choches, ese que el tio quiere cruzar la via del tren pero dice que la barra le mira mal.

Y poco a poco comencé a cojear. Andaba. Pero aquello no tenía buena pinta. Llegamos a casa y aún estuve una hora barriendo. Y el pie dolía. Luego fui a hacer la comida que, por mucho que diga que no, la hizo Bea. Su primera paella... pero eso es otra historia.

En esos momentos es cuando todo el mundo opina. Que si pon el pie en alto. Que si ponlo en bajo. Que si no lo apoyes. Que si no te pares que se enfria. Que si mételo en agua fria. Y yo, enemigo de la automedicación, metí el pie en un cubo con hielo. Fresquisisisisimo, oigan. Luego saqué el pie y pense que algo iba mal. Que si bien me encontraba mejor, no todo lo mejor que podría esperar. Y nos fuimos a comer.

Durante la comida empecé a notar que el pie me dolía todo el rato, no solo al apoyar. Y empecé a preocuparme. Después de la comida, mi preocupación fue en aumento. Ya no podía andar. Mi familia, comprensiba como siempre, empezaron a desplegar ese elenco de frases de apoyo "Miralo que cuento tiene...", "Mira que bien cojea...", "¡CANUTO!". Esa última era referida al burro, que intentaba comerse las cortinas de la nave, pero eso es otra historia...

Así que convencí a Bea a que fuera a por el coche mientras yo me arrastraba hacia la entrada de la era (dicese del espacio de tierra limpia y firme, algunas veces empedrado, donde se trillan las mieses). Luego me subí al coche como pude y fuimos a la plaza del pueblo, a ver al médico de guardia.

A mi, es que o me pasa de todo o no me pasa de nada... La plaza estaba cortada por las fiestas. Así que tuve que mover mis 100 kilos a la pata coja rezando para no terminar del todo con mi rodilla izquierda mientras intentaba salvar mi pie derecho. Pero llegué. Y llamé a la puerta.

Luego pasé a la pata coja a donde estaba el médico. Que debió de verse el vaso de agua de la mesa vibrar cual vaso-de-agua-en-todo-terreno-de-jurassic-park. Y me miró con los ojos muy abiertos. Tras escuchar la historia y observar el pie, sus conclusiones fueron:

- Estás gordo.
- No debes apoyar el pie o no se te curará nunca porque estás gordo.
- Debes tomarte esta dosis de ibuprofeno cada ocho horas. Es como para elefantes, pero es que estás gordo.
- Y deberías comprarte una tobillera exáctamente de esta marca. Las otras no te funcionarán porque estás gordo.

Y ya de paso, me preguntó si me dolía. Yo le dije que no...

- "No, simplemente es como tener una rampa continua en el pie... vamos... dolor, dolor lo que se dice dolor..."

Y como me vio gordo, me pincho dos ampollas de Nolotil, para el dolor. Entonces me miró así como de reojo y me dijo que si me mareaba. Y yo le dije que no. Y entonces me levante. Me lo pense mejor. Y le dije que lo mismo si que me mareaba. Y me dijo que daba igual lo que dijera, que hasta que no tuviera el color con el que había entrado o similar no me dejaba irme. Claro, que el mismo color de hacer los 100 metros patacoja no iba a coger.

En cuanto se me pasó el mareo, nos fuimos. La siguiente odisea fue la búsqueda de la tobillera. Pero eso, como en los cómics de superheroes, pasa en otra serie, en la serie de Bea. Así que simplemente completar con que pasé 6 días entre las muletas y a la pata coja. Solo resaltar que cuando una noche leimos el prospecto del Ibuprofeno y vimos que me estaba tomando 1200 mg más de lo recomendado diariamente y dado que no tenía dolor, redujimos la dosis a la mitad. Pasados 6 días note que el pie me volvía a caber en la chancla y empecé a andar poco a poco. A día de hoy ya estoy bien y, cuando no me doy cuenta, mi novia me golpea para que deje de mover la pierna derecha (ese movimiento en plan máquina de coser que hacemos algunos y que tan nervioso pone a otros...).

En fin. Como hace un rato os quejábais de que no había detalles, toma post. :)

Comentarios

Nivia ha dicho que…
"""¿COMPRENSIBA?"""

Creo que no existe...te la has inventado...(para que luego digas que yo me invento las palabras).

En la RAE pone esto:

comprensivo, va.
(De comprehensivo).

1. adj. Que tiene facultad o capacidad de comprender (‖ entender).

2. adj. Que comprende (‖ contiene o incluye).

3. adj. Dicho de una persona, de una tendencia o de una actitud: tolerante.

Que mal al mundo está haciendo el FACEBOOK... ;-)
carrie ha dicho que…
XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

En serio mazcu hace muuuucho tiempo q no me reia tanto con un post. Espero q estes mejor, ya hemos vuelto de viaje a ver si nos pasamos a ver tu tobillaco con tobillera a medida.
Un besote

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